No n'hi ha prou amb manifestar públicament la indignació. Cal posar-la al servei de moviments d'eficàcia transformadora de la realitat. Si no, pot esdevenir un lament inútil, romàntic... adolescent.
Lo revolucionario sería romper eficazmente con el populismo, con esa inmediatez y adulación que está en el origen de nuestras peores regresiones. Y este tipo de llamamientos sigue ofreciendo explicaciones simples para problemas complejos. La indignación deja de ser en exabrupto inofensivo e ineficaz a la hora de modificar los hechos intolerables que la suscitan cuando incluye además algún análisis razonable de por qué pasa lo que pasa, si identifica bien los problemas en vez de contentarse con haber encontrado a los culpables, si propone algún horizonte de acción.
Indignar-se, si, és un primer i imprescindible pas. Però cal continuar caminant: percepció moral de la realitat --> indignació --> anàlisi --> acció. I l'acció sempre serà insuficient, contradictòria. Treballar amb allò possible. J'ai soif de possibles...
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