24/2/11

el govern local és govern

El gobierno local siempre se ha visto sometido a una doble lógica administrativa y política. Desde la lógica administrativa, los gobiernos locales existen en tanto son capaces de mejorar la provisión de determinados servicios públicos. En consecuencia, su justificación nos remite a conceptos como los de eficiencia o eficacia. Jeremy Bentham, el primer autor en referirse a los ayuntamientos como gobiernos locales, argumentaba su existencia a partir del aumento en la productividad que resultaba de una estructuración descentralizada -y jerarquizada- de la administración pública.

Desde la lógica política, en cambio, los gobiernos locales se justifican básicamente por su contribución al buen funcionamiento de la democracia. Para John S. Mill, desde posturas liberales, los gobiernos locales se justifican sobre todo porque producen efectos positivos sobre la política general. Proporcionan élites preparadas y ciudadanos educados. Dispersan territorialmente un poder que, de otra forma, tendería a centralizarse y a hacerse menos transparente. En la misma línea, aunque observando la otra cara de la moneda, los comunitaristas justifican los gobiernos locales por los beneficios políticos que generan en el propio municipio: incrementan la proximidad de la política, la capacidad de interlocución de los ciudadanos, la igualdad en el trato o la libertad de cada persona para participar en la construcción de su comunidad.

Hay que advertir de entrada que la lógica política adquiere matices importantes cuando se aplica al ámbito local. En este sentido, se ha esquematizado una distinción entre Política con P-mayúscula y política con p-minúscula. La primera se referiría a aquellas actividades destinadas a regular el conflicto social y a generar orden a través del ejercicio del poder. La segunda se aplicaría de modo más específico a la gestión de los conflictos que aparecen en la provisión de bienes y servicios públicos. Desde una aproximación politológica tradicional, la Política con P-mayúscula es generalista y se desarrolla en los niveles estatales, mientras que la política con p-minúscula es particularista y aparece como un componente esencial del gobierno local.


El “nuevo localismo”

…ha tomado fuerza en época reciente la observación de lo que la literatura especializada ha calificado como nuevo localismo. El nuevo localismo postula que en un entorno cada vez más diversificado y más globalizado el rol de los gobiernos locales no sólo no se ve debilitado sino fuertemente reforzado. Intentando formular lo más sintéticamente posible los argumentos del nuevo localismo, debemos referirnos a dos variables fundamentales: la diversificación de las demandas sociales y la globalización de la economía.

La aparición de un conjunto de nuevas tecnologías ha facilitado una gran flexibilidad en la producción de bienes y servicios. Flexibilidad que permite dar respuesta a las demandas cada vez más segmentadas y especializadas de una clase media cada vez más exigente y particularista. Además, los procesos de dualización social están marginando a un número creciente de nuestros conciudadanos, que no tienen acceso a ninguna prestación social, incapaces de hacer llegar sus necesidades la administración y que requieren de intervenciones que asuman la complejidad e su situación personal.

En este nuevo contexto, los gobiernos locales se encuentran en una situación privilegiada tanto para adaptar sus servicios a las demandas cada vez más diversificadas de sus ciudadanos-integrados como de acceder a las necesidades de sus ciudadanos-excluidos. De su posición de proximidad, en definitiva, se ha deducido un reforzamiento del municipio, entendido como el ámbito mejor situado para conocer y dar respuesta a las demandas y a las necesidades de los ciudadanos.

Por otro lado, el tan mencionado proceso de globalización económica también ha comportado la revitalización del ámbito local. Daniel Bell ha señalado que "... el Estado-nación es demasiado pequeño para los grandes problemas de la vida y demasiado grande para los pequeños problemas de cada día." En la primera parte de su afirmación, Bell se refiere al impacto de la globalización sobre unos Estados-nación que se ven superados por la creciente importancia de los asuntos supranacionales. Pero la parte que ahora más nos interesa de la afirmación de Daniel Bell es la segunda, pues nos permite intuir que algunos de los problemas, que sufrimos -de los pequeños problemas de cada día- podrían ser resueltos con mayor éxito en un nivel infraestatal; es decir, en el ámbito local.

Se trata, además, de una intuición corroborada por el propio dinamismo que, desde finales de los ochenta, están mostrando los entes locales. Los municipios canalizan un número creciente de demandas políticas y económicas, desarrollan iniciativas novedosas destinadas a ofrecer nuevas respuestas a los problemas de la colectividad, y participan en los múltiples escenarios donde se toman las decisiones que afectarán a la calidad de vida de los ciudadanos. Todo ello se debe a que el propio proceso de globalización potencia el rol de los responsables locales.

La hipotética superación del Estado-nación desde el flanco internacional y desde el flanco local provoca una profunda alteración en la formas de gobernar. En contraste con el centralizado y universalista Estado de Bienestar tradicional, el nuevo Estado aparece descentrado y localista. Las jerarquías de gobierno se desmoronan para reaparecer bajo la apariencia de una compleja red de actores y relaciones. Una red donde los representantes locales dejan de ser un simple eslabón en la cadena de mando para convertirse en actores políticos y económicos relevantes.

Ante este cambio de panorama, los políticos locales no pueden obviar su responsabilidad ni excusarse en un exceso de trabajo gerencial. Se ven empujados a ejercer como los actores políticos que son y aprovechar las oportunidades que en cada caso les ofrezca su comunidad y su entorno.

Aquest procés contrasta amb la percepció que la majoria encara sembla tenir dels governs locals: es veu en ells més una agència executiva que no un poder d'arrel política amb la seva legitimació electiva corresponent. Això podria explicar, en part, l'abstenció diferencial que hi ha als comicis locals ---> feina a fer: fer entendre la dimensió política del govern local, explicar-ho bé.
Extret de: JOSEP M. VALLÈS - QUIM BRUGUÉ: La dimensión política en el gobierno municipal español:algunas hipótesis. Papers de Formació Municipal, número 44, març 1998