13/7/09

més val tard que mai


Els bisbes bascos han fet un acte de contricció. Tard, molt tard. I potser amb intencions diverses, com insinúa de manera brillant un article ahir al diari. Però està fet, i ben fet. Els bisbes catalans, ja ho han fet, això? Tinc memòria de peix...


Entre 1936 y 1937, 14 sacerdotes nacionalistas vascos fueron ejecutados por las tropas franquistas tras su avance en Euskadi. Nunca recibieron un funeral digno, ni se registró el fallecimiento de la mayoría de ellos en los libros parroquiales ni aludieron a su trágico final el Vaticano ni la Conferencia Episcopal, a diferencia del trato dispensado a los 498 religiosos "mártires" en la España republicana. asi 73 años después de su fusilamiento a manos de los vencedores de la Guerra Civil, la Iglesia vasca celebró ayer en la catedral nueva de Vitoria una catártica eucaristía en la que pidió perdón por el "injustificable silencio de los medios oficiales de nuestra Iglesia" ante su muerte.
Al acto asistieron Iñigo Urkullu, líder del PNV, partido con el que simpatizaban los ejecutados, así como la consejera de Justicia y portavoz del Gobierno socialista vasco, Idoia Mendia, y la titular de Cultura, Blanca Urgell. También acudieron el ex lehendakari José Antonio Ardanza (PNV), el miembro de la Mesa del Parlamento Mikel Martínez (PNV) y diversos cargos municipales y forales.
"Hoy saldamos una deuda contraída", señaló el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi, encargado de leer la homilía, suscrita también por los prelados de Bilbao, Ricardo Blázquez, y de San Sebastián, Juan María Uriarte. "Tan largo silencio no ha sido sólo una omisión indebida, sino también una falta a la verdad, contra la justicia y la caridad", recalcó en la misa concelebrada por seis obispos y a la que se sumaron más de 200 sacerdotes en una catedral abarrotada.
La Iglesia vasca ha sentido necesidad de homenajear a los ejecutados (12 sacerdotes, un misionero claretiano y un carmelita descalzo) tras la beatificación en Roma de 498 "mártires", muertos a manos de republicanos, coincidiendo con la aprobación de la Ley de Memoria Histórica en España a finales de octubre de 2007.
Asurmendi indicó que el gesto no busca "reabrir heridas", sino más bien ayudar a curarlas para contribuir a la dignificación de quienes han sido olvidados o excluidos, y mitigar el dolor de sus familias y allegados. "La purificación de la memoria pide a todos un acto de valentía y humildad para reconocer las faltas cometidas por quienes han llevado y llevan el nombre de cristianos", recalcó citando a Juan Pablo II.
"El recuerdo de estos sacerdotes no ha caído nunca en el olvido ni por parte de sus familiares ni de los feligreses de sus parroquias ni de los presbiterios diocesanos y órdenes religiosas a los que pertenecían", añadió en la homilía, contraponiendo de forma levemente autocrítica esta memoria con la actitud de la jerarquía.
Tras la comunión, el sobrino de uno de los presbíteros ejecutados entonó unos versos en euskera en recuerdo de todos ellos. Además del acto de ayer, el boletín oficial de cada diócesis publicará una reseña con la biografía de los 12 sacerdotes que fueron ignorados y sus nombres serán incluidos en los registros y libros parroquiales de sacerdotes fallecidos, junto a los de los dos que sí fueron inscritos en su día, los primeros fusilados antes de la salida forzosa del obispo de Vitoria Mateo Múgica por criticar los excesos de los sublevados.
Los homenajeados son: Martín Lecuona Echabeguren, Gervasio Albizu Vidaur, José Adarraga Larburu, José Ariztimuño Olaso Aitzol, José Sagarna Uriarte, Alejandro Mendicute Liceaga, José Otano Míguelez (claretiano), José Joaquín Arín Oyarzabal, Leonardo Guridi Arrázola, José Marquiegui Olazábal, José Ignacio Peñagaricano Solozabal, Celestino Onaindía Zuloaga, Jorge Iturricastillo Aranzábal y Román de San José Urtiaga Elezburu (carmelita).
En la entrada de la catedral, representantes de Ahaztuak, colectivo a favor de la recuperación de la memoria histórica, se concentraron para mostrar su respaldo a la decisión de la Iglesia vasca de romper su silencio. No entraron al templo porque mantiene en su interior signos franquistas, entre ellos una gran águila imperial esculpida.

8/7/09

l'engany

El pitjor és la mentida. A propòsit de Camps i la inaudita peripècia a què està portant a la dreta espanyola (aguantant fins a l'absurd tota aquesta història) hem recordat el cas de Clinton (l'espòs). Quan l'afer d'aquella becària presidencial esquitxada, el problema real era que el president havia mentit. Mentir és el pitjor que pot fer un responsable de la cosa pública. Si menteixes un cop... mai més seràs creïble. I sense credibilitat no hi ha res a fer. Res de res! El sàtrapa valencià va mentir, almenys una vegada: quan va dir que los trajes me los compro yo. En el Foro de ABC, el 10 de marzo, compareció Francisco Camps. Le preguntó el director del diario mencionado, Ángel Expósito: “¿Se paga usted sus trajes?”. El presidente de la Generalitat valenciana respondió: “Claro que me pago mis trajes”. Nosaltres potser no tenim una ètica pública tan puritana com l'anglosaxona (teòricament, perquè a la pràctica tot és comèdia), però no podem deixar-nos endur cap el berlusconisme absolut. Mentir és greu, molt greu. Els responsables polítics treballen amb la paraula. Els fets dels polítics són, la majoria de les vegades, paraules. Si aquestes no són de fiar, què ens queda?
S'han fet públiques dades sobre el seguiment dels mitjans de comunicació (audiències). Som molts els que ens deixem enganyar (els medis, tots enganyen, diuen alguns) pels mateixos...

6/7/09

gestos

La desconfianza en las instituciones es el primer paso hacia la barbarie. Y por ahí vamos... las instituciones ya no pueden garantizar ni el cumplimiento de sus propias normas ni la seguridad de sus servicios. Recordando Perspectivas de guerra civil, el inquietante libro de Magnus Enzensberger, podemos comprender que no estamos tan lejos de los estallidos de violencia gratuita. La crisis, la presión demográfica y el hundimiento de la credibilidad política abren paso al desorden y a la violencia. Enzensberger recomendaba responder al avance del caos con pequeños gestos de resistencia civilizadora. A inventar estos gestos, pues.