23/8/16

la bellesa, la veritat

El "goce immediato" no da lugar a lo bello, puesto que la belleza de una cosa se manifiesta "mucho después", a la luz de otra, por la significatividad de una reminiscencia. Lo bello responde a la duración, a una síntesis contemplativa. Lo bello no es el resplandor o la atracción fugaz, sino una persistencia, una fosforescencia de las cosas. La temporalidad de lo bello es muy distinta de la del "desfile cinematográfico de las cosas". La época de las prisas, su sucesión "cinematográfica"de presentes puntuales, no tiene ningún acceso a la bello o lo verdadero.Solo cuando uno se detiene a contemplar, desde el recogimiento estético, las cosas revelan su belleza, su esencia aromática. Se compone de sedimentos temporales que fosforecen.

Doncs sí. Això que diu Han... sí!  Al "google", cercar imatges amb el substantiu "bellesa" t'omple la pantalla de rostres arregladets. Superficialitat. Banalitat. Virtualitat. Pur espectacle; pur consum. La vida viscuda com una carrera contínua entre presents puntuals. Ai, si ens en poguéssim escapolir...  A la recerca de sentit, doncs.

19/8/16

i per a què?


Han


La primera palabra de la Iliada es menin, a saber, la ira. “Canta, oh diosa, la ira del Pelida Aquikles”, leemos al principio de la primera narración de la cultura occidental. La ira puede cantarse aquí porque soporta, estructura, anima, vivifica. Es el medio heroico por excelencia de la acción. La Ilíada es un canto de la ira. Esta ira es narrativa, épica, porque produce determinadas acciones. En esto se distingue la ira del enfado como efecto de las olas de indignación. La indignación digital no puede cantarse. No es capaz de acción ni de narración. Más bien, es un estado afectivo que no desarrolla ninguna fuerza poderosa de acción. La distracción general, que caracteriza a la sociedad de hoy, no permite que aflore la energía épica de la ira. La cólera, en sentido enfático, es más que un estado afectivo. Es una capacvidad de interrumpir un estado existente y de hacer que comience un nuevo estado. La actual multitud indignada es muy fugaz y dispersa. Le falta toda masa, toda gravitación, que es necesaria para acciones. No engendra ningún futuro.

17/8/16

comencem


Això que han anomenat crisi està a punt de desballestar la tupida xarxa d'anclatges que sostè la mínima cohesió social de què gaudim. Mínima, i cada cop més precària. La tendència sembla que apunta a relegar-la als (bons) records d'un temps que no tornarà -com aquella secció del Polònia que mostra un museu d'història on el guia explica tot allò que era... i no és. I mira que és/era ben modest, l'estat de benestar que tenim/teníem. 

Una ironia de la Història, potser. Abans de consolidar (institucionalment, culturalment) un Estat de Benestar en el ple sentit de l'expressió (a la nòrdica, diríem), ja l'estem superant. Ja l'estem deixant enrera, per insostenible.

Hi ha un punt de vista optimista, tanmateix: aquesta situació tan heavy ha provocat l'emergència del bagatge cívic i solidari que estava amagat a la nostra societat. Ho mostraria el munt d’iniciatives solidàries per donar respostes a situacions de precarietat, però també per re-reivindicar polítiques públiques progressistes o, simplement, per defensar els serveis de benestar que tenim/teníem. Iniciatives que experimenten noves formes d’organització i de militància, que exigeixen nous capteniments de les institucions i que, d'alguna manera, han començat a impregnar-les (almenys, en els seus estrats més propers: alguns ajuntaments, algunes comunitats autònomes...).

Suposem que fos així, això. Caldria, doncs, reconèixer aquestes línies de força + definir-les + potenciar-les + donar-ne tot el suport. Segons quines institucions públiques trobarien una nova font de legitimitat: donar cos a l'ànima social que sorgeix en els intersticis d'una societat devastada pel capitalisme triomfant.

Tot i ser quelcom a què ens hem d'aplicar... potser no n'hi ha prou. Potser les persones que hi ha en aquestes mogudes no són la majoria dels que pateixen; ni molt menys la majoria social; i encara menys un nucli irradiador de noves fomes de viure en comú. I per aquí descobrim noves facetes de la feina a fer des de les institucions... fer política, deia un savi, és fer pedagogia!

2/8/16

las ciudades

A lo largo de la historia, las ciudades han sido los principales lugares de la diversidad humana, en los que personas de origen y cultura diferentes se reunían y convivían. Son lugares en los que se intercambian bienes e ideas, y éste siempre ha sido el principal motor del progreso económico y cultural humano. El latín y las lenguas derivadas del latín son las únicas en las que las palabras «ciudad», «ciudadano», «civil» y «civilización" están relacionadas entre sí.

En la actualidad, las ciudades también son los lugares en los que vive la gran mayoría de los europeos. Por lo tanto, es en ellas donde se conocen las personas de creencias, culturas o identidades étnicas diferentes. Si bien se celebran debates sobre el «multiculturalismo» a nivel nacional o europeo, es en las ciudades de Europa donde se vive día a día la realidad de unas sociedades culturalmente diversas, con toda su agitación y creatividad, y con todos sus problemas. 

El sentido de pertenencia a un lugar es un elemento fundamental para la formación de la identidad; éste puede ser el lugar en el que las personas viven en la actualidad, así como el lugar del que proceden. Al contribuir a definir el lugar de identidad, los dirigentes cívicos también pueden ayudar a cada residente a definir su propia identidad.

Por lo tanto, los representantes políticos y aquéllos que gobiernan las ciudades a nivel local tienen una responsabilidad particular. Los dirigentes nacionales pueden establecer el marco jurídico para sus acciones, y en cierto grado definir las condiciones del debate. Sin embargo, incumbe a los alcaldes y a los concejales municipales, en colaboración con los diversos grupos voluntarios, afrontar los problemas a medida que surjan. En último recurso, es con frecuencia su sabiduría, o su falta de sabiduría, lo que determina que las personas de una zona determinada puedan convivir pacíficamente, sin conflictos o sin un estrés imposible de gestionar.

Las ciudades son las máximas responsables de que las sociedades culturalmente diversas sean una sociedades abiertas, en las cuales las personas que pertenecen a diferentes grupos culturales, incluidas aquéllas a quienes se percibe como recién llegadas o residentes temporales, puedan sentirse en casa y aportar su propia contribución, a su manera, a la cohesión social de toda la ciudad. Por lo tanto, los poderes locales y regionales tienen un papel fundamental que desempeñar en el establecimiento de unas relaciones armoniosas entre los diferentes grupos comunitarios, y en la reducción de las tensiones que surgen con frecuencia en las líneas de intersección étnicas, religiosas o culturales. 

«Convivir» significa interactuar, y para que la convivencia sea pacífica y satisfactoria en las comunidades diversas, debe haber un diálogo entre los miembros de los diferentes grupos étnicos, religiosos y culturales. Evidentemente, éste es un proceso de doble sentido: la población mayoritaria debe aceptar a las minorías, mientras que estas últimas deben aceptar
determinadas «reglas del juego» locales y responsabilidades que tal vez sean nuevas para ellos. Este proceso de adaptación mutua puede suponer fricciones y dificultades, a las cuales deben hacer frente los poderes locales y regionales.